Prostituir impunemente a algo de lo cual vivimos y por lo cual –se supone- luchamos, es solo factible a partir de la pérdida de todos los argumentos morales que alguna vez, se supone, supieron sostener.
No existe factibilidad alguna que aquel ente capaz de burlar los límites mínimos que se impone una sociedad para no sucumbir en el caos, tenga retorno del ridículo y de la ambición desmedida alimentada por su vagancia personal e intelectual.
Peor aún, es el papel patético e involutivo de la mínima muestra de inteligencia de quienes acompañaron el gesto perturbador y conspirador, léase periodistas y entidades periodísticas.
Tan lamentable como su participación en el recinto y más tarde ante los periodistas, fue la argumentación ante un verdadero alelado (de Lelo, no de turbado) Luís “El perseguido” Majul.
Su coparticipación con la mole inmoral, no dio lugar a duda alguna de su miserable actuación desde hace un buen tiempo a esta parte.
Pareciera que no le alcanzó con el ridículo que vivió con la presentación de su libro ante una personalidad como la del uruguayo Víctor Hugo, mientras que los que alientan su estupidez y facilismo de camaleón, se burlaban con risitas típicas del perrito Patán.
Ante esta increíble muestra de mediocridad, inmoralidad y falta total de todo escrúpulo, me resisto a pensar que todo está perdido. Porque aun con estos tipos de demostraciones públicas de las bajezas más portentosas, sigo creyendo que existe un mundo paralelo, menos cruel, menos ficticio e inmoral.
Lo digo desde una cuna de pobreza noble y feliz en que me crié. Miseria que no fue óbice para que mis padres me educaran en la solidaridad, lealtad y amor a la justicia. Una educación que jamás me permitiría prescindir de la moral y el respeto.
Supongo que este facilismo de patalear desde un teclado puede ser tomado como el hecho de un criticador que le sobra el tiempo. Claro que algo de eso hay, pero también, existe un complejo e inexplicable sentimiento de reacción ante actitudes humanas que rebasan sin ningún prurito, barreras que son inviolables para alguien con cierto criterio y enseñanza.
Si para alcanzar una buena posición económica, una buena casa, una familia sin hambre, un buen auto y algunos pesos en el bolsillo se debe hacer lo que hacen Majul o Lilita Carrió, prefiero la inmensa dicha de seguir como hasta ahora, incluso siendo mucho, pero mucho más pobre.
Como decía mi viejo: Un plato bien ganado, no denigra, ni patea el hígado.
Como decía mi viejo: Un plato bien ganado, no denigra, ni patea el hígado.
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