Groucho Marx alguna vez
dijo: “Sus hijos los recordaran con más cariño, si ustedes son capaces de dejar
una herencia que resuelva sus vidas. Eso sí, las bibliotecas, discos, fotos y
resabios de sus hobbies, se los regalaran a los pobres. Mientras que, las
casas, cuadros caros y autos, serán conservados en casas de empeño”.
Cuando leí esta notable
irreverencia cargada de ironía, juro que temblé pensando en que será de mi paso
por la tierra y la vida de ciertas personas, incluidos mis hijos. La
incertidumbre en la que se pasa por la vida, forma parte de un gran
conglomerado de pensamientos complejos, producto de vectores endógenos y
exógenos. Pero para explicarse el día a día, no hay más remedio que tratar de
explicar lo exógeno, para darle sentido a lo endógeno. Es lo que imagino o
pienso, tratando de no estar tan equivocado.
En el caso de nuestro
país, ocurre algo muy parecido con los avatares de un humano común y silvestre,
como usted, como yo o como aquél.
¿Qué pasa en lo interno
de cada uno como para atreverse a desafiar la lógica explícita de lo diario de
nuestras experiencias?
Y entonces uno piensa
en lo exógeno de la convivencia, la endemoniada agilidad de los vivos
acostumbrados a dejar en claro que piensan mejor que usted, que vos y que yo.
Las extremadas exclamaciones de problemas particulares llevados con obviedad
desmedida a comprenderlos entre los grandes males de la humanidad toda. Sería
algo así:
El país se hunde, hubo miles de robos y muertes en Bs As.
Si alguien con más de
cincuenta años dice esta barbaridad, hay que recordarle que durante su infancia
y juventud compraba la revista Así; y se regodeaba de las miles de muertes por
año que había en Bs As y el conurbano. Y, oh casualidad, todavía estamos vivos.
La soja bajó, nos vamos a morir de hambre.
Hasta 1979, cuando se
hicieron las experiencias más amplias de ese grano en Urguay, Paraguay; y
recién después, en Argentina, bajó, subió, bajó, subió; y los vándalos de los
grandes pools la esconden y negrean en forma terrorífica; y sin embargo, aquí
estamos.
Para esto querían democracia, ya se sospecha de un político por
enriquecimiento ilícito.
El primer empréstito
internacional a la Argentina, se lo robaron todo. Perón pago la deuda y
quedamos a cero, pero hasta no hace muchos años, se llegó a deber más de 180
mil millones de dólares, incluido un Megacanje que destruyó los últimos atisbos
de esperanzas de los argentinos en 2002.
¿Podría alguien
decirme, desasnarme quién se quedó con esa plata?
Sin embargo, el
vicepresidente, está casi en cana por los papeles de un carrindango modelo 90,
la presidenta Argentina es criticada por comprarse una cartera que cuesta
muchos dólares. Ahora de los más de 180 mil millones de dólares que
desaparecieron hasta 2002, no escucho nada de los notables analistas
argentinos, hablo de los profesionales de las declaraciones; y de los
ciudadanos de a pie que opinan con total soltura, aunque nunca hayan manejado
más plata que un simple sueldo.
Podríamos sumar aquí,
la complicidad explícita, corroborable y asquerosa de la Iglesia, los milicos,
los empresarios, los periodistas y empresas mediáticas en cada golpe de estado
que agrandó a su gusto y piacere la deuda externa sin dar explicaciones, sin
comprobantes y sin castigo. A lo debería agregar, también, la cantidad de
muertes que debieron ejecutar para hacer todo lo que hicieron, aún, con el
actual Papa en La Iglesia. Por algo hay más de 30.000 desaparecidos, aunque
alguien de mi familia me dijo que la mayoría está viviendo en otro país y con
sueldos del gobierno ¿?
Ahora, volviendo la
frase de Marx, cómo se recordará a éste gobierno en el futuro?
Como la presidenta que
compraba las carteras caras o como el tipo del ojo para el diablo y vestido
informalmente; o como el gobierno que fue capaz de generar más de dos mil
escuelas, como el que permitió crear Universidades en lugares imposibles de
creer que algún día llegarían. El que llevó el presupuesto para educación al
7%, que llevó la desocupación a un dígito, que fomentó la industrialización,
perdón, el que reindustrializó el país, porque recuerdo, que éste país era un
ejemplo en Latinoamérica en el rubro industria. El que salvó a la familia con
el aporte de la Ayuda Universal, o por la reapertura y mejoramiento de las
escuelas de oficios, que hizo más rutas que todos los gobiernos de los últimos
cincuenta años.
O será recordado por
repatriar más de mil científicos con sueldos y lugares de trabajo acordes a sus
necesidades. Quizás también, sea recordado por dejar casi en cero la necesidad
de energía que fue dando vida a las fábricas, nuevos barrios y ciudades. O tal
vez, sea recordado por los hospitales modelos, la cantidad de casas hechas y
entregadas, los subsidios al campo, al gasoil, al gas, a la electricidad, al
pasaje…
No, tal vez sea
recordado por renovar y reconstruir los ferrocarriles, por emparejar los
métodos, elementos y subsidios para la educación de los chicos que estudian,
por el doble aumento anual de las jubilaciones, por las jubilaciones a los que
no tenían aportes, por un PAMI más cerca de los viejos que de el bolsillo de
MENEM y su patota.
Falta mucho, se ha
hecho mucho, mucho más de lo imaginado y creíble para el ciudadano argentino
que había perdido –que habíamos perdido- las esperanzas de ver la democracia al
servicio del pueblo.
Pero, sin embargo
colijo que a éste gobierno se lo recordará de la misma manera que el de Perón.
Cómo?
Tengo miedo que se le
pague con la misma moneda, aquella que ayudó a derrocar a Perón. La misma gente
que estaba muerta a su llegada (la de Perón), de pronto se vio con la casita,
el cochecito y la verdulería o el kiosco; en otros casos, con la peluquería, el
tallercito…
Entonces el tipo creyó
que pertenecía a la nobleza criolla y asentía con la cabeza cuando el ricachón
decía: En éste país no se puede vivir, la plata ya no vale, etc.
Más tarde, bajó la
venta, se rompieron menos los autitos o no se podían arreglar, el peluquero
tuvo más pelados, la casita se despintó; y la verdad, la cosa no era igual que
en los primeros años. Y por consiguiente, pasó lo que debía pasar.
Hubo pocos que no le
hicieron caso a la Iglesia, a los milicos, terratenientes y ricachones; y se
sumaron al cuestionamiento del amecetamiento de la economía y creyéndoles a los
que los explotaron antes de la llegada de ese gobierno, se sumaron y
festejaron.
Ahora, después de
Perón… ¿Que nos pasó?
¿También perdimos esa
parte de la memoria, como para volver a equivocarnos?
A veces pienso que sí.
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