Estimado Dios
Puertas del cielo
Pcia. De la Infinitud.
Estimado señor:
Llego a usted merced a los buenos oficios de mis vecinos, comprovincianos y medios de comunicación, que hablan muy bien de usted y de sus representantes en esta tierra.
Aunque usted y su familia deben andar atareados por estar a punto de festejar su cumple y me han dicho que es buen tipo –con las disculpas del caso- quiero comentarle algo que me interesa sepa sobre nuestro pago: La Tierra.
En verdad, lo que debía ilustrarle, no era otra cosa, que las penurias que hube de pasar en este mundo, pero al momento de mirar el espejo que tengo a mi izquierda, me di cuenta que no estoy tan mal, a pesar de lo sufrido y pasado. Pero, para su mala suerte –pues deberá aguantar mi chachara- recién no más, miré por la ventana y le aseguro que lo que pude ver no me gustó nada; y creo, a usted tampoco le gustará cuando se lo cuente.
En menos de lo que canta un gallo, aquí a la vuelta, en un país llamado Irak, un loquito mandó como cien mil soldados, que acompañan otros cien mil –balas más, balas menos- que otros loquitos de otros países que la pasan bastante bien, mandaron para guerrear.
Viera usted, señor, entre otras locuras, dispararon una bomba a un edificio que estaba al lado de una escuela… ¿Y adivine que pasó?
Acertó, le dieron a la escuelita.
Imagine…
En una provincia de mi patria -se llama Formosa- hace muchos, pero muchos años a unos aborígenes –esos que los españoles guerreros y sus representantes de entonces llamaban indios- les robaron las tierras, pobres. Pero, con el tiempo y con mucho tesón consiguieron que un alma buena que gobernaba, les dieron unas poquitas hectáreas, como para que vivan y se entretengan.
Y no me va a creer, los crueles que dicen que usted los guía, se las volvieron a quitar.
Pero eso no es nada, cuando los aborígenes fueron a reclamar, pasó igual que en los tiempos en que sus representantes usaban esos pollerones grandes, los volvieron a matar y a perseguir.
No lo puede creer, no?
Y eso no es nada.
En un pueblito cerca de mi casa llamado Capital Federal, uno de esos que se la pasa en su casa de aquí, le hizo volar la tapa de los sesos a varios por ser extranjeros o pobres, eso no lo se muy bien.
Y eso no es nada, Don, algunos de sus representantes y sus empleados estaban medios contentos con eso.
Ah, ya que está. Hace unos días le debe haber llegado un tipo alto, flaco y con un ojo medio torcido, un tal Kirchner. Escúchelo, se lo pido de onda. Ese fulano, le puede contar mejor que yo, lo que está pasando en la tierra. Es medio chinchudo, pero buen tipo, eh.
Ah, otra cosa.
Vio que los pobres del mundo andan con una hambruna de la gran siete?
Bueno, parece que su gerente –el Papa- no se enteró de lo que pasa. Si llega a verlo, tírele estos datos. Él -si quiere- podría darnos una mano, pero no se por qué, se la pasa en la casa de los malos y hasta hace negocios. Entre otras cosas, anda de buenas migas con los loquitos esos que le comentaba de Irak.
Yo que usted –permítame me meta en su vida- bajaría y lo caga… perdón, cantaría a pe…, perdón, a retos.
Bueno, vio que ahora se pueden casar los muchachos con los muchachos y las chicas con las chicas?... Bueno, usted ni opinó del asunto, seguro porque lo veía bien. Pero, alguno de los fulanos que representan a los que los representan a usted, se hacen los otarios y se niegan a casarlos.
Nooooo!!!
Mire, le iba a comentar los de los medios, radios, diarios y de los políticos, pero la verdad, verdad, si lo hago, usted se va a enojar conmigo y sería injusta la situación.
Pero, ya que estamos le paso lo que creo es un chimento, pero vale, porque todo suma, ¿vio?
Aquí, hay una gordita que dice que habla con usted y con la Virgen Desatanudos…
Bueno, esa gordita, comete perjuro cada vez que habla…
Eso, me muestra que usted es buen tipo, porque si fuera yo, ya la habría extremauciado a patas ya sabe adonde ¿no?
Bueno, en síntesis, no quiero jorobarle el cumple, pero si en febrero, marzo o abril, no sé, anda con un tiempito, péguese una vueltita y mire un poco como se a enchiquerado todo aquí abajo. Y si nos puede dar una mano, se lo devolveríamos con más cariño. Ya sabe que plata nosotros, poco o nada.
Sin embargo, si se da y quiere comer buena carne, de esa que solo hay en la Argentina, dese la vuelta por este rancho o cualquiera de la Pampa Gringa y se va a engrasar la barba con gusto. Siempre las casas santafesinas o criollitas de cualquier parte, están abiertas para la gente buena.
Y no se olvide, somos argentinos y queremos seguir siéndolo, así que si puede, tírele un pial a la presidenta, que hasta hora, está haciendo cosas buenas.
Entre nos… Y es linda mujer, vio?
Un abrazo paisano.
Y si nos visita, le prometo mostrarle el pedazo de tierra que mejor diseño: Santa Fe.
Un abrazo bien criollito y santafesino.
Pa’ lo que guste y a su disposición….
Juan Alberto Guttlein
Casilda – Santa Fe
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